“Mi hijo no quiere hacer sus deberes.”  

“Mi hijo no quiere terminar sus quehaceres.” 

“Mi hijo no me quiere contar cómo le fué en la escuela.” 

“Mi hijo no quiere hacer lo que le pido.” 

Escucho estas cosas de los padres con frecuencia. Y, todos hemos estado allí.

Cuando mi hijo neurodivergente estaba en los primeros años de la escuela primaria, constantemente le decía: “¿Por qué no puedes simplemente ?” No tenía el conocimiento en ese entonces para saber que pensar o decir “¿por qué no puedes simplemente?” es una señal de alerta para los padres y educadores. Esa frase es una clara indicación de que las expectativas están fuera de alcance y de que estamos viendo el comportamiento a través de una lente de juicio y desprecio, considerando el comportamiento como un “no quiere”. Esto hace que todos se sientan mal y no conduce a un cambio significativo.

Sin embargo, el uso de la frase “¿por qué no puedes simplemente?” en realidad indicaba que había algo que impedía a mi hijo hacer lo que le estaba pidiendo. No era posible para él en ese momento, en ese entorno, con su neurología o dado su nivel de habilidades y retrasos en el desarrollo. Necesitaba apoyo para hacerlo posible.

Ahora lo sé porque Ross Greene, Ph.D., me enseñó que “Los niños lo hacen bien si pueden.”

Si enfrentamos situaciones desafiantes con nuestros hijos asumiendo que su comportamiento es una elección e intencional (un “no quiere”), entonces impedimos la mejora y no estamos afrontando la situación con la paciencia y compasión que nuestros hijos merecen.

Debemos asumir siempre que los niños están haciendo lo mejor que pueden, incluso los niños que parecen que ni siquiera están intentándolo (especialmente los niños que parecen que no están intentándolo). Cuando asumimos que los niños están haciendo lo mejor que pueden, nos damos cuenta de que las expectativas no cumplidas son un “no puede”, no un “no quiere”.

Enfrentar el comportamiento desafiante con curiosidad y con la mentalidad de que los niños logran hacer cosas factibles abre la puerta para replantear y descifrar el comportamiento, encontrarnos con los niños donde están y ofrecer apoyo cuando es necesario. Cuando asumimos la intención detrás del “no quiere”, cerramos esa puerta de golpe.

Cuando piensas “mi hijo no quiere ”, el único siguiente paso lógico es el miedo, la intimidación o el castigo, lo cual es inútil en el mejor de los casos y psicológicamente dañino en el peor.

Pero, cuando piensas “mi hijo no puede…… ”, tu mente inmediatamente empieza a intentar determinar por qué. El “por qué” es la clave para el cambio y la mejora. Al profundizar en esta comprensión, nos equipamos con el conocimiento y la empatía necesarios para apoyar a nuestros hijos en sus desafíos de una manera que realmente sirve a sus mejores intereses.

Entonces, volvamos a examinar estas frustraciones de los adultos, sustituyendo “no puede” donde antes había un “no quiere”.

“Mi hijo no puede hacer su tarea.”

“Mi hija no puede terminar sus quehaceres.”

“Mi hijo no puede contarme cómo le fue en la escuela.”

“Mi hijo no puede hacer lo que le pido, cuando se lo pido.”

Al leer eso, tu cerebro instintivamente se pregunta ¿por qué, verdad?

“¿Por qué mi hijo no puede hacer su tarea?”

“¿Por qué mi hijo no puede hacer lo que le pido, cuando se lo pido?”

Y ahora estás preparado para crear soluciones analizando la factibilidad. Me gusta medir la factibilidad utilizando el acrónimo D.E.S.K.S.: Diferencias, Entorno, Habilidades, Conocimientos, Sensibilidades.

Diferencias: La neurología de tu hijo, (TDAH, autismo, ansiedad, etc.).

Entorno: Su entorno, teniendo en cuenta lo sensorial, social y el control.

Habilidades: Funcionamiento ejecutivo, habilidades socioemocionales, etc.

Conocimientos: ¿Saben qué hacer, cómo hacerlo o incluso por dónde empezar?

Sensibilidades: ¿Algo en ese momento ha desencadenado desregulación o ansiedad?

Analizar estas cinco áreas te ayudará a determinar qué está obstaculizando el camino de tu hijo y cómo puedes apoyarlos para el éxito.

Entonces, la próxima vez que te encuentres diciendo “Mi hijo no…,” cámbialo a “Mi hijo no puede…,” y estarás en el camino para ayudar a tu hijo a tener éxito y prosperar.

Penny Williams, una coach de crianza para familias neurodiversas, es la autora galardonada de cuatro libros sobre TDAH, incluyendo “Boy Without Instructions”. Además, es la anfitriona del podcast “Beautifully Complex”, organiza las Cumbres anuales de Neurodiversidad y es co-creadora del programa “The Behavior Revolution Program”, un programa de entrenamiento para padres diseñado para cambiar la narrativa sobre el comportamiento y ayudar a los padres a celebrar y apoyar a sus hijos con TDAH o autismo a través de perspicacias respaldadas por la neurociencia, estrategias ganadas con esfuerzo, compasión y orientación. Penny capacita a los padres para ayudar a sus hijos neurodivergentes, y a sus familias, a prosperar.

No quiere o no puede?

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